Esto son sólo ejemplos de una cuestión que me interesaría analizar más a fondo ¿Dónde está la responsabilidad social de las ong? ¿Por qué no hay control sobre sus actividades? ¿Dónde está la ética de sus directivos? Porque la ética de la responsabilidad no piensa sólo en la pureza de sus valores, sino en la autenticidad de sus actos, de ahí que todo acto de responsabilidad sea una llamada a la acción y al compromiso.
Entonces, si lo que define a una ONG es precisamente que, a partir de los principios que la sustentan, ha de emprender acciones que transformen y mejoren la sociedad, así como ejercitar algún grado de compromiso ¿qué estamos haciendo mal? ¿Cómo es posible que sucedan casos como los mencionados?
En mi opinión, es necesario establecer mecanismos de control sobre las actividades de las ong y, al igual que sucede con las empresas, fomentar una cierta competitividad y responsabilidad social entre ellas incorporando, por ejemplo, sellos de excelencia y certificaciones, estableciendo ranking o premios y galardones a las más responsables. Estos son algunos recursos con que las ong, lejos de perder su identidad, avanzarían hacia una mejora en su gestión y transparencia.
Estamos a tiempo de que las ong fortalezcan y recuperen, cuando sea el caso, su legitimidad. Parafraseando al profesor Francisco Rey, esa legitimidad viene dada por varias razones:
- Pertenencia
- Rendición de cuentas
- Independencia
- Valor añadido
El tiempo dirá si son o no capaces de mantener su especificidad y los valores propios y autonomía que les dieron origen. Si consiguen definir su espacio, mejorar sus métodos de funcionamiento y vincular a cada vez más numerosos sectores sociales su existencia está garantizada. Y si no, habría que re inventarlas.
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