El jueves 4 de diciembre, tuve el privilegio de ir al
estreno del documenta: Compartir Mola.
Una producción de Tutellus junto a una productora y con la participación
de varias empresas de economía colaborativa que operan en España.
El documental, muy bien logrado por cierto, trata sobre lo
que es la economía colaborativa, sus fórmulas, ejemplos y desafíos… todo ello
contado por sus protagonistas: los prosumer,
es decir, personas que son productoras o
profesionales y a la vez consumidores.
Sucede que la economía colaborativa se trata justamente de
eso, de compartir los recursos a un precio más económico, por ejemplo, en lugar
de alquilar un coche para ir a tal sitio, comparto el viaje con una persona que
tiene planeado hacer el mismo trayecto, le pago mi parte del viaje y listo! De
un modo muy general es así como funciona el sistema.
Respecto a las empresas
cuyo modelo de negocio radica en la economía colaborativa, tienen tres características fundamentales. La primera,
es que se trata de un modelo peer to peer o P2P, es decir, entre
iguales. La segunda característica, es
que nacen al calor de las nuevas tecnologías, se basan en plataformas digitales
para intercambiar, vender o comprar así “las oportunidades de intercambio” son
tan infinitas como personas hay en el
mundo. La tercera y última característica, es que el protagonista es el
consumidor; gracias a la plataforma
digital los usuarios opinan, votan, sugieren y tienen más opciones (en el
sentido de elección) a la hora de
consumir.
Ahora bien, el gran
desafío que se presenta –por cierto, muy
bien expuesto en el documental - es cómo
legislar este tipo de actividad que, por lo menos a día de hoy- los que comercializan sus recursos no pagan
impuesto por esa ganancia que les genera, lo cual, resulta bastante perjudicial principalmente para los sectores que están reglados
y tienen que cumplir con ciertas normas que en el caso de las empresas de
economía colaborativa no.
La complejidad es mucho mayor y tiene varias aristas, lo
cierto es que se trata de un nuevo sistema (resultado de la crisis, quizás) que
ha venido para cambiar o completar el sistema actual.
Personalmente y para ir terminando, creo que queda mucho por
reflexionar y trabajar. Ni es viable el liberalismo puro sin control ni
regulación ni se pueden mantener los
privilegios de algunos sectores regulados. Necesitamos un nuevo sistema o por
lo menos normas específicas para que esta innovación que recién empieza se
convierta en un círculo virtuoso de crecimiento compartida y no caiga en una economía
sumergida o, simplemente, una moda.