jueves, 11 de diciembre de 2014

Comprar, vender, compartir, compartir y compartir


El jueves 4 de diciembre, tuve el privilegio de ir al estreno del documenta: Compartir Mola. Una producción de Tutellus  junto a una productora y con la participación de varias empresas de economía colaborativa que operan en España.

El documental, muy bien logrado por cierto, trata sobre lo que es la economía colaborativa, sus fórmulas, ejemplos y desafíos… todo ello contado por sus protagonistas: los prosumer, es decir,  personas que son productoras o profesionales  y a la vez consumidores.

Sucede que la economía colaborativa se trata justamente de eso, de compartir los recursos a un precio más económico, por ejemplo, en lugar de alquilar un coche para ir a tal sitio, comparto el viaje con una persona que tiene planeado hacer el mismo trayecto, le pago mi parte del viaje y listo! De un modo muy general es así como funciona el sistema.

Respecto a las empresas  cuyo modelo de negocio radica en la economía colaborativa, tienen  tres características fundamentales. La primera,  es que se trata de un modelo peer to peer o P2P, es decir, entre iguales. La segunda característica,  es que nacen al calor de las nuevas tecnologías, se basan en plataformas digitales para intercambiar, vender o comprar así “las oportunidades de intercambio” son tan  infinitas como personas hay en el mundo. La tercera y última característica, es que el protagonista es el consumidor;  gracias a la plataforma digital los usuarios opinan, votan, sugieren y tienen más opciones (en el sentido de elección)  a la hora de consumir.

Ahora bien,  el gran desafío que se presenta  –por cierto, muy bien expuesto en el documental  - es cómo legislar este tipo de actividad que, por lo menos a día de hoy-  los que comercializan sus recursos no pagan impuesto por esa ganancia que les genera, lo cual,  resulta bastante perjudicial  principalmente para los sectores que están reglados y tienen que cumplir con ciertas normas que en el caso de las empresas de economía colaborativa no.

La complejidad es mucho mayor y tiene varias aristas, lo cierto es que se trata de un nuevo sistema (resultado de la crisis, quizás) que ha venido para cambiar o completar el sistema actual.

Personalmente y para ir terminando, creo que queda mucho por reflexionar y trabajar. Ni es viable el liberalismo puro sin control ni regulación  ni se pueden mantener los privilegios de algunos sectores regulados. Necesitamos un nuevo sistema o por lo menos normas específicas para que esta innovación que recién empieza se convierta en un círculo virtuoso de crecimiento compartida y no caiga en una economía sumergida o, simplemente, una moda.

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